El Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica

El Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica 

 Por Juan Antonio Travieso (*)

Hace pocos días se suscribió el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP), que representa una de las normas más importantes de la globalización internacional que engloba el futuro de la economía.-

El mundo crece enormemente y sobre todo crece en las zonas más densamente pobladas del planeta, donde hasta a hace pocos años se hallaban estados que considerábamos fuera del mundo “civilizado”.-

Sin embargo, con imaginación y creatividad los firmantes de esta norma han apuntado a un blanco donde los puntos sobresalientes están constituidos por la población, el volumen comercial, cuestiones militares, recursos naturales y especialmente flujos financieros.-

En este contexto se ha afirmado que el TPP no es un acuerdo para crear comercio sino para administrarlo y apuntar a las finanzas. Por supuesto, el mundo no es el de Bretton Woods y la posguerra. El mundo ha cambiado y sus relaciones implican una vuelta de tuerca a los acuerdos económicos clásicos.-

Además implica un punto de vista que no es usual en el plan estratégico de nuestras regiones.-

Por supuesto que las relaciones jurídicas, económicas y sociales con nuestros vecinos y aliados comerciales en los espacios integrados, Mercosur, Unasur, etc, constituyen el piso de marcha de cualquier plan de relacionamiento internacional . Quizás sea preciso, analizar las asociaciones, las conjunciones y no las oposiciones. En ese plano, hay que mirar a Asia, porque allí se encuentran no sólo mercados, sino polos de innovación tecnológica y desarrollo.-

Ahora pues, en plan estratégico y táctico del derecho internacional y de las relaciones internacionales que lo sustenta y potencia, será cuestión de advertir el futuro y encararlo con decisión.-

Tenemos que tomar el tren que nos lleva a relacionarnos con Asia en el comercio, finanzas y desarrollo.-

La disyuntiva será cuándo y cómo. Temas discutibles y complejos. Sin embargo tenemos la seguridad que no hay alternativas. Apearnos en el último vagón del tren que nos relaciona con Asia, implica el fracaso.-

No hay que olvidar que en estos procesos hay que tomar el primer vagón. Todavía estamos a tiempo.-